Nosotros queremos ser músicos ¿y tú?

Hola a todos, como lo prometido es deuda... ¡otro lunes más estamos con vosotros!

Como veis inauguramos sección nueva "Compositores". Nuestra intención no es dar datos biográficos ya que en cualquier enciclopedia o libro especializado podéis encontrarlos. Lo que pretendemos con esta sección es acercar el pensamiento o la idea musical de los compositores que más nos han "marcado" o que nos conducen a reflexionar. Y presentaros a nuevos compositores que buscan hacerse un hueco en el panorama musical actual.

Y... el compositor elegido para comenzar es...


Este texto que os presentamos a pesar de ser viejo, es una realidad con la que convivimos actualmente y sobretodo, una visión bastante interesante acerca del lugar que ocupamos en el mundo y cómo por los mismos condicionamientos y creencias que nos imponen, dejamos de lado lo que verdaderamente es importante. 

Para quien no le conozca, básicamente podemos decir que es uno de los compositores y cerebros de la música mas influyentes del siglo pasado y el vigente (falleció el 5 de diciembre de 2007, en su casa de Kürten en Colonia).

Es uno de los pilares de la música electrónica (y de la historia general de la música), con un pensamiento tan amplio al escribir como al componer que aún hoy en día, décadas después de sus obras cumbres, no se las llegan a aceptar del todo. Fueron recurrentes los mal entendidos con la prensa, por comentarios que era mas fácil desmerecer que sentarse a entenderlos. Stockhausen fue alguien para leer entre líneas y rescatar lo que verdaderamente nos transmite a cada uno. 

”Si un genio es alguien cuyas ideas resisten todos los intentos de explicación, entonces por definición Stockhausen es lo mas cercano a Beethoven que este siglo ha producido. Razón? Su continua producción musical.” (Maconie 1988)

Bueno os dejamos la carta de este gran compositor para que vosotros mismos saquéis vuestras propias conclusiones:


Carta abierta para quienes deseen ser músicos

Una vez más estamos envueltos en una revolución, pero esta vez está ocurriendo en el mundo entero. Esta vez, fijemos realmente las metas más altas que nos fuera posible ¡Toda la humanidad está en juego!.
A lo largo del mundo, encontramos el sentimiento opresivo, y aterrorizado de que allí frente a nosotros hay algo que solamente se puede comparar con el nacimiento de la primera planta a partir de la materia inanimada, con el nacimiento del primer animal a partir del reino vegetal o con el nacimiento del primer hombre a partir del reino animal -una nueva etapa en el desarrollo de la conciencia-.
Tan fuerte como el anhelo del hombre por la próxima etapa del ser es su miedo, y su resistencia a abrirse a esta nueva conciencia. Unos pocos individuos, grupos, partidos, pueblos, creen que gozan de primacía y que por lo tanto pueden suprimir y comerse literalmente a los demás. 

Porque en verdad, somos desiguales, con respecto a la inteligencia y a las posibilidades, y sabemos que sólo unos pocos de nosotros tendrán éxito en la tarea de ser libres y en lograr un estado de súper conciencia por medio de nuestro propio poder interior. Del mismo modo, sólo unos pocos animales “sabían” cómo convertirse en humanos. Uno sólo puede llegar a ser más altamente humano superando su egocentrismo y superando también el miedo a perderse a sí mismo de esta manera. No tratemos de establecer nuevos sistemas en oposición a los que queremos derribar, porque los sistemas son demasiado restrictivos, y quieren excluir, suprimir y erradicar a los disidentes. Nuestra concepción debe ser tan amplia que nos veamos a nosotros mismos como parte del mundo entero, permitiendo a los viejos sistemas que se mueran, sin perpetuarlos y sin agregar nuevos sistemas para los que pretendamos proclamar derechos exclusivos sobre la mente de otros hombres.

Los sistemas son productos de aquella razón que nuestros antepasados hicieron único amo del cuerpo, en el que el alma era un prisionero. Los viejos sistemas atribuían todo el poder al primer sirviente del cuerpo, la razón. Pero seamos conscientes de que la razón, a menos que sea constantemente alimentada por una inspiración más elevada desde los supraracional, continuamente hace las combinaciones con todo lo que está acumulado en ella y puede, en cualquier momento, proclamar lo que se le dé la gana como verdadero -aun puede proclamar lo opuesto como verdadero-. Uno puede usar la razón para cualquier propósito. Puede sostener cualquier opinión. Puede justificar, probar o refutar todo. Y si uno no ha aprendido a manejarla, puede correr locamente sin pararse nunca. Es un instrumento útil, nada más y nada menos. 

Es una computadora modelo. Pero ¿quién la usa? y ¿para qué?
El súper-ego nos debiera dar alimento para el pensar. Y el súper-ego adquiere ese alimento de la conciencia intuitiva, de la más alta conciencia súper personal cósmica.
¿Por qué hago yo tal aseveración, yo que al fin de cuenta soy un músico y no un filósofo? Porque nosotros los músicos debiéramos vivir tan intuitivamente como fuera posible. Porque he descubierto que todo empieza de nuevo cuando se adquiere esta conciencia y se trata de desarrollarla todo lo que sea posible. Entonces uno es músico sólo secundariamente, uno es especialista, un hombre con una profesión. Antes que nada, uno es un espíritu individual, que debe tomar contacto con el espíritu universal antes de tratar de comunicar algo de importancia al resto de la gente.

La música no debería ser solo un baño de olas que masajean el cuerpo, un psicograma tonal, un programa de pensamiento con tonos.
Debería ser una corriente tonal metamorfoseada de electricidad cósmica súper-consciente.
La mayoría de los músicos que practican la música hoy en día están realizando una acción automática -incoscientemente- y han perdido el entusiasmo que tal vez tuvieron durante un breve lapso cuando eran muy jóvenes y estaban muy decididos con respecto a la música como profesión. Debemos construir nuevamente desde el principio, y una vez más debemos despertar ese entusiasmo original, o sino abandonar la música.

Por esa razón, deberían disolver todas las orquestas y coros por un tiempo y dar a cada músico la oportunidad y el tiempo para mirar dentro de sí, para meditar, para descubrir qué es aquello para lo cual vive, por qué hace música y si está profundamente entregado a la música y por lo tanto debe dedicarse a ella. Desafortunadamente, veríamos que la mayoría de los músicos que han estado durante años comprometidos con esta profesión de la música, y que creen que esta actividad continuara hasta que mueran o se retiren, dejarían la música y se dedicarían a otra cosa. Tal vez no harían nada durante un tiempo largo (siempre que uno continuara pagándoles y por lo tanto privándolos de esos viejos argumentos financieros que hacen que la gente siga teniendo lo que odia), lo que podría ser en sí muy fructífero. Las razones habituales para ganar dinero -permanecer vivo o satisfacer las exigencias siempre en aumento de cada uno- son al fin y al cabo nada más que razones perezosas. En la India, en una carretera entre Agra y Jaipur, conocí a un músico que tocaba para mí en un pequeño instrumento de cuerdas que había construído él mismo. Y fue uno de los pocos músicos maravillosos que yo haya conocido. No poseía nada. Me dijo que cuando obtenía una buena remuneración era cuando lograba aproximadamente tres centavos por día, tirados por algún transeunte al que le gustaba su música. Cuando le pregunté si me vendería su instrumento por veinte dolares -una suma que no podía ganar ni en unos varios años- me miró estupefacto, le corrieron lágrimas por la mejillas y sacudió la cabeza: “No”. Me sentí mortalmente avergonzado.

Aquellos que quieran ser músicos, siguiendo su llamado más elevado, deben empezar con el más simple de los ejercicios de meditación, al principio sólo con ellos mismos: “Tocar un tono con la idea de que uno dispone de todo el tiempo y el espacio del mundo”, y así de ahí en adelante. Antes que nada, de todos modos, deben adquirir conciencia, conciencia de por qué están vivos, de por qué todos estamos vivos para lograr una vida más elevada y para permitir que las oscilaciones del universo penetren en nuestra existencia humana individual. Y los músicos deben echar las bases para la llegada de un ser humano más elevado aún enterrado en nosotros. Y colocar todo el cuerpo, hasta las partes más pequeñas, en estado de vibración para que todo llegue a ser más receptivo y más suelto y para que el músico pueda percibir las vibraciones de la conciencia más elevada. 

Puedo experimentar de antemano la desaprobación con que ustedes leerán esta “carta abierta”. No me molesta. De todos modos, estaría muy mal que no tuvieran siquiera la insinuación de que en sus mejores momentos ustedes actúan por intuición y que son las posibilidades de una existencia superior lo que los hace permanecer vivos. Ustedes no querrían seguir viviendo si tuvieran los sentidos embotados. En cambio, deberían desear adquirir mayor conciencia del mundo y sus por qué y sus tal vez. Y deberían saber que nuestros fallos y nuestras imperfecciones son sólo signos de que estamos ascendiendo, elevados hacia ese futuro que está en nosotros -aquello que es la súper-conciencia- constantemente llevándonos hacia arriba, cada vez más alto.

Nosotros, los músicos, hemos recibido un gran poder para encender con acordes el fuego del anhelo de elevarse. Fuera de nosotros mismos. Seamos cuidadosos de no perder este poder. No sólo es importante que los músicos traten de alcanzar las alturas más elevadas, sino que además el campo de la vibración que los rodea es tan fuerte, tan sobre-eléctrico, que cualquiera que penetre en este campo se eleva con los músicos.

Participemos por lo tanto en la gran revolución de la humanidad, puesto que realmente sabemos lo que queremos de verdad. Vale la pena jugarse la propia vida cuando está en juego. Pero ya no vale la pena cuando solamente están comprometidas verdades parciales, grupos privados, problemas nacionales o problemas políticos unidimencionales. Que no nos domine la idea de que hay alguna clase de validez individual en una revolución francesa, vietnamita, checa, rusa o africana. Lo único que cuenta es la revolución de la juventud mundial en pro de lo más elevado del hombre. Nada más que esto. El hombre más elevado no ha de nacer de la destrucción, de la explosión de átomos, de cerrar fronteras viciadas, sino sólo de la conciencia creciente de que la humanidad es sólo cuerpo, y de que el cuerpo entero está enfermo e incapacitado, mientras haya uno solo de sus miembros golpeado, herido, ultrajado o eliminado.

La batalla -y una batalla es inevitable- será dura, ya que los que están en el poder han perdido su fe en la humanidad. Creen que ellos son los elegidos porque la situación es tal que tienen los medios físicos para detentar el poder. Tienen a su disposición los dogmas y los sistemas morales, políticos y religiosos que usan para juzgar y ordenar a los más débiles. Pero en realidad, son los prisioneros de su propia razón, que divide todo para poder “entender” y controlar al mundo.
Por lo tanto, los ingenieros de la razón perderán en último análisis sus guerras no santas porque tienen callos y no tienen ninguna súper conciencia del hombre más elevado que inspire sus acciones. Somos gobernados por generales del ejército, magnates financieros, estadistas, oficiales de partido, fanáticos religiosos, lideres grupales y especialistas en administración. ¿Qué otra cosa podemos esperar del mundo bajo estas circunstancias?

Pero empecemos desde la línea de partida: desde nosotros mismos. Y cuando hayamos adquirido la conciencia más elevada ya no necesitaremos “ser gobernados”. Entonces obtendremos consejos de los santos -no los santos de la iglesia sino los espíritus que sirven a toda la humanidad, que han adquirido una conciencia universal que va más allá de las diferencias de religión y de raza y que no confunde universalidad con uniformidad.

¿Qué tiene que ver todo esto con la música? Hoy lo que interesa es la totalidad. Si entendemos esto, haremos también una música verdadera que permitirá que esta totalidad se pueda conocer.



Karlheinz Stockhausen
Nota procedente de la publicación “Escombro”, publicada en 1974.



SALVANDO LA MÚSICA CLÁSICA

Hola a todos,
hoy dejamos un vídeo que estamos seguros no os dejará indiferentes, tanto a los amantes de la música como a los profesionales que se dedican a interpretarla.




La ponencia es brillante en su exposición  y aún más excepcional en su contenido. Todo músico debería perseguir emocionar y sorprender al publico; o como diría nuestro amigo Benjamin Zander buscar los "ojos brillantes" entre los asistentes de un concierto.

Verlo, escuchar sus palabras, reflexionar y... dejarnos vuestros comentarios.

P.H tiene un nuevo reto, nunca ofrecer un concierto que no pueda quedar como el último espectáculo que pudiéramos dar.

ROMPIENDO CLICHÉS

Afortunada o desafortunadamente, el saxofón es " el gran desconocido" dentro de lo que podríamos calificar como "música culta".

Cuando una persona escucha la palabra saxofón normalmente la asocia con jazz o música popular. La verdad es que si no hubiese sido por la gran demanda que supuso el saxofón a principios del siglo XX dentro de la música de jazz en Estados Unidos y la reforma de la plantilla de las bandas militares en Francia, su fabricación habría desaparecido tras la muerte de Adolphe Sax en 1894.

Cuando decimos "gran desconocido" nos referimos a que:

  • Jean-Marie Londeix en su libro "150 años de música para saxofón" del año 1994 de la editorial Roncorp, cita unas 4000 obras orquestales que incluyen saxofón. (No podríamos asegurar cuantas composiciones se han escrito desde aquel año hasta el 2012, pero queremos creer que habrá entre 5000 y 7000 composiciones actualmente. Sin embargo... cuando hablas con cualquier persona, aficionados o incluso profesionales, siempre dicen: "El saxofón carece de repertorio" y solo conocen el Bolero de Ravel...)
  • En las orquestas sinfónicas de nuestro país (las que todavía no han desaparecido... aunque de eso ya hablaremos en otro post), se programan a lo largo de una temporada entre 25 y 30 conciertos, de los cuales muy pocos... contienen obras del siglo XX y una o dos pueden incluir saxofón en plantilla (con mucha suerte). Aún las cifras son mucho peores si lo analizáramos como saxofón solista y orquesta, ya que el 90% de esas actuaciones son solo para violinistas y pianistas.
  • En los grandes concursos y festivales internacionales, el saxofón es visto por los organizadores e incluso algunos participantes como un instrumento de segunda fila.


¿Y cual fue su único pecado? Ser creado en el momento en el que la orquesta ya estaba plenamente configurada y la gran versatilidad que tiene, ya que lleva al engaño pues tiene la potencia de un instrumento de viento metal y la facilidad para tocar muy rápido como una flauta o un violín, lo que lleva a los compositores a no tener una visión clara de su sonoridad y timbre, y que sus composiciones no tengan un lenguaje idiomático propio para el instrumento.

La lucha de un saxofonista comprometido con su instrumento, debe de estar en trabajar directamente con los compositores actuales para mostrar las posibilidades reales y la sonoridad propia del instrumento, junto con la intención de dar a conocer el repertorio propio del instrumento en todo tipo de formaciones. 

P.H

PRESENTACIÓN

Hola a todos, 
somos dos jóvenes saxofonistas que tras compartir una misma pasión, la música, deciden emprender en el año 2010 la aventura que supone "Proyecto Hélade".

Pretendemos que este blog sea una plataforma para ofrecer todo tipo de información relacionada con el mundo de la música (artículos, entrevistas, vídeos, criticas...) y lo más importante para nosotros, informar sobre nuestra actividad artística y las novedades de nuestros proyectos. 


Para estar a la última con Proyecto Hélade suscribiros y haceros seguidores de nuestro blog.

Nos vemos el próximo Lunes.
P.H